¿Cómo vestirte profesionalmente sin perder tu identidad?
Hace unos días empecé a ver Severance, una serie que más allá de su trama intrigante, me impactó por el modo en que representa el mundo laboral desde la estética.
El vestuario frío, atemporal y genérico de los personajes me hizo pensar en cuántas personas, en la vida real, viven su imagen profesional como una especie de disfraz. Como un uniforme que no incomoda… pero tampoco representa.
En Severance, la ropa está pensada para no decir nada. Y eso también comunica.
En esta nota te invito a que me acompañes a revisar qué dice sobre nosotros nuestro vestuario laboral.
La ropa laboral a veces no representa quiénes somos
Acompaño a profesionales de distintos rubros en procesos de asesoría de imagen, y una de las frases que más escucho en las primeras sesiones es esta: Me visto como se espera… pero no me veo. No me siento yo.
Esta desconexión no es un detalle menor. Según un informe de la consultora Gallup, solo el 23% de las personas en el mundo se sienten comprometidas con su trabajo.
La imagen que proyectamos es parte de ese vínculo. Cuando la ropa que usamos todos los días no expresa quiénes somos ni lo que queremos transmitir, algo se resiente en nuestra presencia.
Porque sí, la imagen también es un lenguaje. Y el hecho de vestirnos desde la obligación o el mandato puede volvernos invisibles, o peor aún, hacer que otros lean un mensaje que no elegimos.
¿Lo profesional tiene que ser neutro?
En el mundo corporativo suele instalarse la idea de que para ser tomado en serio hay que vestirse neutro: colores apagados, prendas sin rasgos distintivos, cortes clásicos que no llamen la atención.
Pero la neutralidad no es garantía de profesionalismo. Y muchas veces, esconde miedo:
Miedo a desentonar.
Miedo a no ser aceptada o aceptado.
Miedo a destacar por algo más que el rol.
Y sin embargo, la imagen profesional no tiene por qué ser sin alma.
Puede ser sobria sin ser apagada. Puede ser elegante sin ser impersonal.
Puede ser poderosa sin dejar de ser auténtica.
Construí una imagen profesional que hable de vos
A lo largo de los años fui desarrollando mi método Presencia Consciente©, que integra estilismo, comunicación, psicología, sociología y política, para que cada persona pueda encontrar su estilo profesional sin renunciar a su identidad.
Algunas claves que pueden ayudarte a comenzar:
1. Revisá si sentís comodidad con la ropa que usás para trabajar, o si simplemente cumple con un código.
2. Buscá cortes clásicos, pero con detalles que te identifiquen tales como texturas, terminaciones, escotes, accesorios.
3. Usa el color estratégicamente. No todo tiene que ser negro, gris y azul. Un toque de color bien elegido puede convertirse en tu sello distintivo.
4. Preguntate qué mensaje querés transmitir, más allá de lo que otros esperan.
5. No minimices los complementos del vestuario, porque lentes, aros, relojes o calzado también pueden hablar por vos sin desentonar.
La seriedad no exige que te borres
Vestirte para trabajar no debería implicar apagar tu esencia. Tu ropa puede acompañar tu rol profesional, pero también puede recordarte quién sos, lo que valés y lo que tenés para aportar.
Y eso, en un mundo que muchas veces nos pide adaptarnos a moldes rígidos, ya es un acto de poder.
Trabajo con personas que desean verse representadas en su estilo profesional, sin perder su fuerza, su sobriedad ni su singularidad.
Si estás en ese momento de revisión y querés construir una imagen más coherente, segura y alineada con tu identidad, te invito a conocer mi servicio de asesoría en imagen profesional.
Es un proceso transformador.
Y empieza por una pregunta… ¿Qué querés que diga tu presencia cuando entres a una sala?
Si te interesa aprender a gestionar tu imagen profesional de manera estratégica, te invito a agendar una breve llamada de claridad para que conversemos.
¡Hasta la próxima!
María
