
¿Qué comunican tus anteojos?
Cuando pensamos en comunicación no verbal, solemos enfocarnos en la postura, los gestos o la ropa.
Sin embargo, hay un elemento que atraviesa de manera silenciosa y contundente nuestra presencia… los anteojos.
Lejos de ser un mero accesorio funcional para mejorar la visión o protegernos del sol, los lentes se convierten en un símbolo visual cargado de significados. El marco, la forma, el color y hasta el momento en que decidimos usarlos construyen lecturas en quienes nos rodean, aunque nosotros no seamos conscientes de ello.
En el mundo profesional al igual que en el mundo político, donde cada detalle suma o resta credibilidad, los anteojos pueden reforzar autoridad, inspirar confianza o transmitir cercanía. Y además, si no se eligen con criterio, pueden generar contradicciones con la imagen que queremos dar.
Lo que proyectan las formas
Las formas geométricas rectas presentes en marcos cuadrados o rectangulares tienden a asociarse con seriedad y solidez. Favorecen la percepción de una persona firme, analítica, confiable. No es casual que en ámbitos de liderazgo o dirección sean habituales, sostienen la idea de estabilidad y autoridad.
En contraste, los marcos redondeados evocan apertura, creatividad y calidez. Suavizan el rostro, transmiten frescura y predisponen al diálogo. Son frecuentes en perfiles vinculados al arte, la innovación o los entornos donde la empatía es un valor clave.
Esto no significa que debamos encasillarnos. La riqueza está en usar la forma como recurso estratégico, eligiendo lo que mejor acompañe el mensaje que necesitamos dar en cada espacio.

El matiz de los lentes oscuros
Un capítulo aparte merece el uso de los lentes de sol en entornos laborales.
La cultura popular los vincula con la sofisticación, el misterio e incluso con cierto estatus. Son parte de la estética de figuras públicas, celebridades y líderes que buscan marcar distancia o proyectar un aura de poder. Sin embargo, lo que en esos contextos funciona como recurso escénico, en ámbitos profesionales cotidianos puede convertirse en una barrera comunicacional.
¿Por qué? Porque el contacto visual es uno de los puentes más poderosos de la interacción humana. Los ojos transmiten atención, apertura, confianza. Cuando los cubrimos con cristales oscuros, enviamos una señal ambigua: el entorno percibe que hay algo oculto, que no se está dispuesto a habilitar del todo el intercambio. Esa falta de transparencia, aunque sea involuntaria, puede leerse como frialdad, distancia o incluso desinterés.
Esto no significa que debamos desterrarlos por completo. Los lentes de sol son aliados valiosos en exteriores, en traslados o reuniones informales al aire libre, donde su función práctica es evidente y aceptada. Pero en espacios de negociación, presentaciones, entrevistas o encuentros donde la cercanía interpersonal es indispensable, conviene prescindir de ellos.
En definitiva, usarlos en el trabajo no es una cuestión de estilo, sino de inteligencia comunicacional: entender cuándo suman y cuándo restan al vínculo que queremos construir.

Consejos prácticos para elegir tus anteojos
Más allá de estilos o tendencias, la elección de unos anteojos puede convertirse en una herramienta estratégica si la pensás desde la intención y no desde el impulso. Algunas preguntas que vale la pena hacerte antes de decidir:
¿Qué quiero transmitir en mi rol actual? Quizás necesitás reforzar firmeza en un espacio de negociación, mostrar apertura en una reunión creativa o destacar innovación en una presentación.
¿El marco acompaña mis rasgos o los endurece en exceso? La forma puede suavizar tu expresión o volverla más rígida. Esa diferencia impacta en cómo los demás se sienten frente a vos.
¿El diseño se alinea con el clima emocional que quiero generar a mi alrededor? Los lentes también participan en la atmósfera que se genera en torno a tu presencia. Pueden sumar cercanía, marcar distancia o incluso aportar un toque lúdico.
¿Es funcional a mi día a día o me incomoda? Unos anteojos demasiado pesados o incómodos no solo cansan, sino que terminan saboteando la confianza con la que te mostrás.
Responder estas preguntas te ayuda a salir de la lógica de la moda pasajera y entrar en un terreno más consciente… el de la imagen como canal de comunicación. Porque cuando tus lentes están en sintonía con tu rol, tu personalidad y tu entorno, se transforman en aliados en lugar de ser un obstáculo.

En síntesis
Los anteojos, lejos de ser accesorios neutros, son códigos visuales potentes que hablan de quiénes somos y de cómo queremos vincularnos con los demás.
Elegirlos con conciencia no significa renunciar al estilo personal, sino integrarlo en un relato que genere coherencia y confianza.
En definitiva, la pregunta no es si tus lentes están de moda o no, sino si acompañan la forma en que buscás habitar cada espacio. Porque en el terreno de la imagen profesional y política, hasta el marco más simple puede tener un gran impacto en cómo se construye tu presencia.
Si sentís que este es un punto a revisar dentro de tu estilo general, te invito a agendar una videollamada de claridad conmigo para conversar sobre tu situación y definir cómo puedo acompañarte con una asesoría personalizada.
María