
Cómo vestirse para una reunión importante sin perder autenticidad
En espacios donde se toman decisiones, no solo importa lo que decimos.
Importa también cómo lo decimos, cómo entramos, cómo nos presentamos.
Y aunque parezca un detalle, la imagen personal puede ser el punto de apoyo o de quiebre de ese momento clave.
No se trata de vestir para parecer profesional. Ese es un enfoque superficial y, en muchos casos, contraproducente.
Se trata de alinear lo visual con lo que queremos comunicar.
Y hacerlo de manera estratégica, sin perder autenticidad.
La imagen como parte del discurso
Diversos estudios han demostrado que la forma en que nos vestimos impacta directamente en la percepción que otros tienen de nuestra competencia, liderazgo y confiabilidad.
Un estudio publicado en Journal of Fashion Marketing and Management de 2015, concluye que la vestimenta formal incrementa las atribuciones de profesionalismo, confianza y autoridad, especialmente en contextos laborales jerárquicos.
Otro estudio, esta vez de la Universidad de Northwestern, demostró que la ropa que usamos también afecta nuestra propia percepción y desempeño, no solo la de los demás. Es decir, cómo nos vestimos influye en cómo nos sentimos y cómo nos comportamos. No es solo un lenguaje externo, también impacta nuestra postura interna.
Estos hallazgos no buscan imponer un estilo único, sino invitar a pensar la imagen como una herramienta más de comunicación estratégica.

¿Qué pasa en reuniones con alta jerarquía?
En estos espacios, los códigos visuales importan. A veces no están escritos, pero están implícitos.
Hay formas, colores, estructuras y estilos que son leídos como señales de autoridad, claridad, sobriedad o apertura.
Cuando una persona ingresa a una reunión con alguien de mayor rango o visibilidad institucional, muchas veces surge una tensión:
¿Cómo muestro quién soy sin quedar fuera de lugar?
¿Cómo me muestro sólida o sólido sin sentirme disfrazada o disfrazado?
Y es ahí donde entra el enfoque de Presencia Consciente©… No para encajar, sino para construir una presencia que proyecte desde la coherencia.
¿Qué significa vestir con intención?
Significa dejar de preguntarse solamente qué me pongo y empezar a preguntarse:
1. ¿Desde dónde quiero hablar gracias a lo que visto?
2. ¿Qué lugar quiero ocupar en esta sala?
3. ¿Mi presencia está sumando o restando al mensaje que quiero dar?
Recordá que la imagen no es un accesorio del discurso. Es parte del discurso.

Una herramienta para entrenar esa presencia
Te propongo este ejercicio antes de tu próxima reunión importante:
1. Escribí tres palabras clave que describan la impresión que querés causar, por ejemplo: claridad, firmeza, apertura.
2. Frente al espejo, preguntáte si lo que tenés puesto traduce visualmente esas palabras… o las contradice.
3. Luego ajustá desde ahí. No desde el miedo, sino desde la intención.
Este tipo de micro decisiones van entrenando una presencia más consciente y coherente.
Y con el tiempo, eso impacta no sólo en cómo te perciben… sino en cómo te posicionás.

Vestirse no es parecer
Vestirse desde la consciencia no tiene que ver con disfrazarse ni con someterse a un código rígido.
Tiene que ver con entender qué proyectás. Y hacerlo desde un lugar que no te reste presencia, sino que te potencie.
En un mundo saturado de estímulos, quien puede comunicar con claridad y coherencia desde la palabra, el gesto y la imagen tiene más chances de ser escuchado. Y de ser recordado.
Si estás en un momento profesional donde tu rol requiere mayor visibilidad, claridad o presencia estratégica, puedo ayudarte.
Te invito a agendar una videollamada de claridad conmigo para conversar sobre tu situación y ver cómo puedo acompañarte con una asesoría personalizada.
Porque no se trata de parecer profesional.
Se trata de estar presente con conciencia.
María